“Muchas veces la vida nos envuelve en
batallas que no podemos ganar, y que sin embargo debemos luchar con toda la
fuerza posible, hasta que el último aliento se extinga”.
Hugo había
aprendido desde muy pequeño, que aun mucho más que muchas veces, la vida sin
ninguna razón aparente, le arrebataba o le negaba siempre lo que más quería,
que su andar por este camino, llamado existencia, no sería igual para él que
para los demás, y es que fueron muchos los golpes, dos de ellos habían sido realmente
muy dolorosos, había perdido muy temprano a su padre, y cuando aún no había
terminado de reponerse, su madre también lo había dejado, estas tristes
experiencias lo habían convertido en un luchador fiero, con la suficiente
fuerza como para poder alcanzar varias de las muchas metas que se impondría en la
vida.
Tal vez esas dolorosas
heridas, marcas indelebles en el alma, lo habían alejado un poco de la fe, pero
no tanto como para llevarlo al extremo de convertirlo en un descreído, tal vez
un poco de su rojo pasado, o como él prefería llamarlo: pasado rosa, estuviera
relacionado con esos trágicos eventos; y es que mientras algunos buscan refugio
en las muchas iglesias, otros se convierten en sus acérrimos enemigos, tal vez
si Hugo hubiera seguido el camino de la religión, hubiese sido un magnifico
soldado de la fe, un feroz soldado que hubiese marchado hacia la espesura de la
selva luchando por la redención de las almas extraviadas en la inmensidad de la
jungla verde, como un autentico misionero lanzado a la selva virgen, pero Hugo
no marcho hacia la jungla verde, se quedo a batallar en la jungla de cemento.
Hugo siempre solía
recordar que durante su niñez fue un gran mataperros, sin la guía y disciplina
de una figura paterna, muchas veces se ausentaba varias horas de casa, su madre
no lograba controlarlo, durante toda su vida Hugo siempre se considero así
mismo como un piraña zanahoria, en aquellos tiempos no existían ni las
pandillas, ni las barras bravas y toda
esa suerte de barbarie que hoy tanto nos preocupa, de otra manera tal vez la
suerte de Hugo hubiese sido convertirse en un peligroso criminal un chacal
humano.
La habilidad y
astucia de Hugo le permitieron sortear siempre
sin sobresaltos los estudios, eso no representaba para el ningún
problema, por lo que nunca había tenido que ser un chancón solapado, la mas de
veces había podido mantenerse bien en el colegio sin problemas.
Al llegar a la secundaria
conoció el amor, por alguna extraña razón no comprendida, conoció a una mujer
que lo marcaria por siempre, claro está que en aquellos días su relación fue de
una muy tenue amistad entre condiscípulos, pero ya en algún lugar recóndito del
alma de Hugo una chispa se había encendido, lo que sería para él su amor de
siempre, el primero, el ultimo, el de siempre.
Al terminar la
educación secundaria Hugo entendió que debía poner todos sus recursos y fuerzas
en trabajar para su primer objetivo, ingresar a la universidad, en aquellos
tiempos, era usual postular a varias universidades, Hugo había decidido que
quería ser ingeniero, y para serlo habían varias alternativas, la de mayor prestigio
era la Universidad de Ingeniería, mientras que San Marcos era su segunda
opción.
Tras un año de intensa
preparación, Hugo estaba listo para la competencia, era Marzo tiempo de
exámenes de admisión, tras tres arduos exámenes en la UNI y un extenuante
Domingo en San Marcos, la vida por fin
le sonreía, su esfuerzo y habilidad lo había llevado a lograr el ansiado
ingreso a la universidad, en teoría ese debería ser el pasaporte y primer paso para
salir de la trampa de la pobreza.
Desde aquellos
tiempos solía reunirse con sus camaradas de toda la vida, esa fraternidad que a
pesar de todo el tiempo transcurrido logro mantenerse, en aquellos días cuando
sentía que todo se podía alcanzar, Hugo hablaba de sus proyectos, de que lo
primero que compraría cuando tuviera algo de dinero sería una gran camioneta
todo terreno para recorrer todo el país, estaba tan eufórico con la idea que la
camioneta soñada tendría todo lo imaginado, incluyendo tal vez hasta misiles.
En su juventud
parte de ese fervor libertario que siempre había mostrado, se manifestó en las
calles, protestando desde la retaguardia como todo buen estratega, pues queda
entendido que nunca los generales están en la línea de batalla, los estrategas
deben estar a salvo para seguir defendiendo los derechos de los marginados, esta
pasión política y lo que él llamaba el amor de toda la vida harían que
descuidara un poco los estudios, la situación económica tampoco ayudaba mucho,
en fin sabemos que hace falta mucho coraje y algo de recursos para terminar las
tareas que la vida nos impone.
Durante aquellos
años juveniles la rutina de Hugo era ir a clases, jugar al taco, planear con
las hembritas, hacerla de profesor, pegarla de intelectual progresista, colarse
en las fiestas, como puede verse, eran muchas las tareas y casi siempre muy pocos
los recursos, por lo que algunos jóvenes optaban por especializarse en ciertas
áreas, mientras abandonaban los otros intereses, o les brindaban menor
prioridad.
Hugo había
decidido que su primera prioridad era cumplir con el mandato divino de crecer y
multiplicarse, para lo cual después de un sesudo análisis, había llegado a la
conclusión de que el mejor prospecto para cumplir con esta sagrada misión, era
una mujer que siempre lo había atraído intelectualmente, cosa muy rara en
alguien tan joven, ya que la gran mayoría de sus contemporáneos apreciaba en
aquella época otros atributos, tal vez Hugo era un visionario y sabia que la
ciencia moderna se ha encargaría en algún momento de salvar ese inconveniente,
o tal vez Hugo estaba definitivamente cegado por el amor.
Para lograr su
objetivo Hugo apelo a todo su arsenal, en aquellos días previos a la era digital,
los discos de vinilo eran siempre muy bien apreciados, además flores,
chocolates, poemas y todo lo que pudiera derribar la muralla que lo separaba de
su amada eran poco, incluso llego al extremo de obsequiar a la futura cuñada,
un objeto muy apreciado por su grupo, un objeto por el cual todos habían bregado
muy duro hasta quedar extenuados, pero que importaban en aquel momento los
camaradas, lo más importante era ganar un punto más en la carrera hacia el
corazón de la amada.
Continuará...
Continuará...
Hariwaki
Holas a todos
ResponderEliminarLeo con satisfacción que un nuevo colaborador se suma para contribuir con el chacablog.
Bienvenido y diviértete tanto como nosotros.
Un abrazo.
J.C.